Podríamos llamarlo el dron de los cortacéspedes. Y es tan ingenioso y simple como parece: atar la cuerda y a dejarlo dar vueltas hasta que completa la tarea. Más sencillo imposible. Respeto al inventor; totalmente para quitarse el sombrero.
Podríamos llamarlo el dron de los cortacéspedes. Y es tan ingenioso y simple como parece: atar la cuerda y a dejarlo dar vueltas hasta que completa la tarea. Más sencillo imposible. Respeto al inventor; totalmente para quitarse el sombrero.
Los selfies avanzan que son una barbaridad. Ahora quieren lanzar Spivo (financiado con Kickstarter) que incluye un botón al que basta con hacer ¡clic! para cambiar la orientación de la cámara 180°; está concebido para usarse con una GoPro o Sony de tipo deportivo.
El palo se venderá además en tres longitudes distintas, y aunque no está muy claro si el mecanismo aguantará mucho el agua, polvo y nieve, por el precio que tiene (unos 79 dólares) puede ser una buena opción para quienes gustan de este tipo de grabaciones y no odian los palos-selfie.
Con el final de la rampa levantada hacia arriba —un poco al estilo portaaviones Príncipe de Asturias— para añadirle un poco de emoción al asunto lanzando al personal a varios metros de altura antes de que lleguen al agua.
Un poco de trabajera colocar todos esos post-it —sobre todo cuando en teoría no sabes cuánto tardar en volver el dueño del coche— pero hilarante es un rato. Al menos al parecer se libra de la multa al haber recibido ya escarnio público.
No sé cómo es posible que se nos haya pasado esta actualización de la gaita de nuestro amigo el Unipiper, ahora más y mejor con lanzallamas incorporado.
Lo del kilt, la capa, y la máscara de Darth Vader casi es lo de menos ya.
Niños, ya sabéis, no intentéis esto en casa. Ni fuera. Ni en ningún sitio. Por si acaso.
Gracias, Javier.