Los Warboys conducen vehículos de Uber —de alquiler con conductor como alternativa al transporte público— con todo el aspecto de recién salidos del rodaje de la película Mad Max; de hecho —aunque estos vehículos funcionan igual y se contratan del mismo modo que el resto de vehículos Uber— se trata de una acción publicitaria de Warner Bros ante el lanzamiento, mañana, del videojuego de Mad Max.
Las dashcam, las cámaras a bordo de los vehículos que graban qué sucede durante la conducción, son muy populares en Rusia. Son «la última esperanza de la civilización y la supervivencia en la carretera» y si alguna vez has visto en YouTube alguna recopilación de estos vídeos habrás podido comprobar dos cosas: las leches que se pegan y las cosas tan raras que suceden todo el rato y que esos vídeos son como las Lays y no puedes ver solo uno.
Pero no sólo en Rusia. En Alemania y otros países europeos —como Austria, Suiza o Italia— también hay conductores que llevan instaladas estas cámaras a bordo. Aunque las «locuras al volante» que se graban allí nada tienen que ver con las que se ven en los vídeos rusos. La edición Europa central (pomposamente titulada Autobahn Wars) resulta en vídeos que tienden a rozar lo ridículo, con más pixelado que el porno japonés y que aburren hasta a las ovejas, pero de los que también se puede aprender a ser un poco menos idiota al volante.
Puedo imaginar perfectamente a los operarios de mantenimiento del Concello de San Cristovo de Cea, en Orense criticando el resultado del trabajo de los que hubieran montado el «merendero» anterior, ahora sustituido por una moderna construcción en cemento mucho más cómoda y práctica, ¡dónde va a parar!
Lástima que el merendero «tuneado» fuera en realidad un dolmen de unos 6000 años de antigüedad.