En ambos ejercicios de ciencia la barrera alcanza su velocidad propulsada por un cohete; aunque en el caso del modelo de Lego la falta de masa y de velocidad de la barrera amortigua un poco el impacto, como se ve en esta secuencia. En el caso de los Mythbusters el vehículo fue golpeado por un cohete moviéndose a más de 1.000 km/h y sencillamente se esfumó.
Este vídeo muestra el récord Guinness de puenting en su variedad del «salto estilo péndulo» – con cuerdas de nylon ultra resistente, que son algo diferentes de las gomas elásticas que se suelen usar en el goming.
La hazaña tuvo lugar en Hortolandia (Brasil) desde un puente de más de 30 metros de altura sobre el agua. Difícil acomodar a tanta gente y sincronizar el salto. El efecto ondulatorio es además sumamente curioso.
¡Guau! Esto es mucho mejor que el mítico 4-2-3-1 de las máquinas de Coca-Cola que servía para impresionar a los amigos. Más efectivo sin duda, aunque también algo menos... discreto, por decir algo.
No sólo permite obtener cualquier producto gratis y funciona siempre sino que además a veces permite hasta hacer que la máquina suelte dinero. ¡El Santo Grial, amiguitos! Pero recordad, niños: hacerle esto a una máquina expendedora que no sea tuya puede ser ilegal en muchas partes del mundo. Y no difundáis el secreto ni vayáis publicándolo por ahí, claro.
Es un vídeo de la gente de HowToBasic, que garantiza con su estilo habitual que a fecha de hoy funciona en todas las máquinas de Japón, Australia y América - así que probablemente también en la vieja Europa. Desde luego habría que añadir una nueva acepción al diccionario para su concepto de hackear.
A simple vista al menos este invento parece bien concebido: una cápsula metálica ultra resistente a modo de bola gigante en la que puedes meterte a través de una portezuela en caso de que haya un desastre natural (como por ejemplo un tsunami, un huracán o un terremoto) y así salvar tu culo resistiendo durante días los embistes de la naturaleza.
Las cápsulas están diseñadas por ingenieros aeroespaciales, fabricadas en aluminio como el de los aviones y se prueban en «condiciones extremas». Son completamente estancas, cuentan con una protección térmica y llevan una baliza GPS para indicar su posición y otros detalles. También tiene asientos, armarios para agua y alimentos y un sistema de ventilación para que circule el aire.
Las cápsulas se pueden atar al suelo o el techo de los edificios, o bien dejarlas por ahí sueltas en el jardín, el sótano, el garaje u otros lados. Hay varios modelos con capacidades entre 2 y 10 personas, dependiendo de a cuántos de tu familia o amigos quieras salvar. Si son demasiados simplemente elige a tus «favoritos»: la vida es dura y si estás en modo supervivencia, más todavía.
Pero por alguna razón el proyecto parece un poco estancado: aunque consiguió meterse entre los finalistas de un concurso de ideas de la NASA allá por 2011 y hay vídeos desde hace 4 o 5 años circulando por ahí, e incluso una detallada lista de modelos a la venta todavía no hay información de precios y la tienda sólo acepta «reservas en preventa». Irónicamente, quién sabe si la idea sobrevivirá.
KSWC es una empresa que se ha pasado diez años «experimentando» para crear este generador de olas de surf artificiales en California – pero no en piscinas o playas, sino tierra adentro, en una especie de gigantesco lago artificial.
En comparación los chismes esos de generar olas en tamaño piscina que hay en parques acuáticos son un mero entretenimiento para niños.
Un gran mecanismo del tamaño de un autobús arrastra a toda velocidad una especie de gigantesca pala que mueve el agua con precisión y que puede generar olas de surf bastante realistas y resultonas. Según parece su inventor (Kelly Slater, un surfista profesional) vendió la empresa y el mes pasado se reunieron unos 300 conocidos expertos en el deporte de cabalgar las olas para probarlo y darle su bendición.
El escenario tiene bastante de artificial y futurista, incluyendo la arena de playa y lo cristalino de las aguas; a vistas de dron es todo un espectáculo. Pero como suele suceder con estas imágenes, nada como las tomas subjetivas desde dentro de las olas.