Noviembre2018

Por @Alvy — 15 de Noviembre de 2018

El Monopoly para milénicos

El Monopoly for Millennials es una bizarra creación de Hasbro, quienes en las últimas décadas han desarrollado una poderosa capacidad para comercializar Monopoly en todos los colores y sabores. Ya hay Monopoly de Fortnite, de Stranger Things, Deadpool… ¡Todo vale! Y lo que viene es fuertecillo.

En Monopoly for Millennials –que no, no es del Mundo Today– los adorables millennials (o «milénicos», según los diccionarios) son los verdaderos protagonistas. El objetivo no es ganar mucho dinero como en el Monopoly clásico, sino «vivir muchas experiencias». En vez de cosas tan vulgares como comprar, vender o subastar propiedades las propuestas del juego son buscar sitios para comer, ir de compras y relajarse. Todo tan de buen rollo que haría vomitar a las cabras.

El dinero ha sido reemplazado por puntos de experiencia y las visitas a las casillas de los otros jugadores no se cobran: permiten «acumular más experiencias». Hay casillas con nombres tan característicos como «Sofá de los amigos», «Restaurante vegano» o «Fin de semana de meditación». El objetivo es claro: deshacerse de la ingrata tarea de ser adulto para tomarse la vida con calma y disfrutar.

Un poco irónicamente el juego se vende en Walmart y cuesta unos 20 dólares. Al menos es una «experiencia» barata.

(Vía Boing Boing, con jugosos comentarios en Twitter de milénicos del estilo: «con la que tenemos que aguantar y encima esto; por lo menos podía incluir que pagamos el alquiler» o «esto es el perfecto ejemplo de la llamada apropiación cultural negativa».)

Por @Alvy — 13 de Noviembre de 2018

La siempre divertida gente de Improv Everywhere tomaron al asalto unos viejos y destartalados teléfonos públicos de la Sexta Avenida de Manhattan y los adaptaron con una manita de pintura y cuatro gadgets para convertirlas en vistosos espacios de coworking. Total, si ya nadie usa esa decrépita tecnología, ¿por qué no aprovechar el espacio?

Los alquilamos por 300 dólares al mes, 500 por los dos puestos. Tienen wifi y el código de los cuartos de baño del Starbucks de la esquina, con quienes estamos asociados.

Como se ve en el vídeo las reacciones fueron muy variadas: desde gente a la que le encantaba y se animaba a probar a ver cómo funcionaba a quienes se alejan pensando que seguramente estarían tan sucios como las cabinas de teléfonos originales. Desde luego no es un cambio que sea imposible en las próximas décadas, visto cómo andan los precios del alquiler.