Es bastante chungo cuando dos camiones hacen un sandwich con un automóvil, como bien muestra esta prueba de colisión. Hay parados un turismo y un camión; el otro camión que embiste por detrás circula a tan solo 43 km/h.
Como puede verse la física Newtoniana es implacable y como la fuerza que ejerce el camión al colisionar es proporcional a su masa, resulta un problema para el turismo que esa bestia parda tenga tanta masa (y también que la masa que hay al otro lado estacionaria sea tan grande, claro).
El resultado es una desintegración casi instantánea del pequeño vehículo: estructura, asientos y todo lo que haya dentro, que quedan comprimidos en el mínimo espacio que hay bajo la parte trasera. Las barras antiempotramiento, que evitan que el coche quede aplastado en ese diminuto espacio pueden ser una solución en algunas ocasiones (por ejemplo si el coche colisiona por alcance con la trasera del camión) pero en ciertas situaciones no hay nada que hacer.