Este vídeo es espectacular y altamente aerotrastornado por varias razones, pero entre ellas porque tiene puntos de emoción durante la preparación para el salto, durante las maniobras y cabriolas que van haciendo una vez abierto el paracaídas (incluyendo ponerse de pie encima de la tela de otros paracaídas) y por el impactante clímax final [a partir de 04:00] cuando el estadio se va «acercando» y se oye el rugir de la gente.
También es curioso ver el efecto que hace que la velocidad aparente en la caída –aun siendo la misma– parezca mayor cuanto más cerca está el paracaidista del suelo. Cuando está en las alturas cuatro o cinco segundos apenas suponen un «cambio visual» en el escenario; cuando está a pocos centenares de metro todo «crece» de forma mucho más llamativa por la cercanía.
El equipo de salto en este caso eran los Leap Frogs de los cuerpos especiales de la marina estadounidense, saltando sobre el Estadio Neyland en Knoxville (Tennessee).