Por Nacho Palou —

Por si había alguna duda sobre si este coche que había volcado podía repararse, el operario de la grúa se encarga de rematarlo —por torpeza, eso sí— como a un caballo de carreras lesionado.

— «Amos, no me jo#%&$!», dijo ella.
— «No soporto verlo sufrir», dijo él.

PUBLICIDAD