Según se puede leer en The intelligent bra that takes the jiggling out of jogging un grupo de científicos de la Universidad de Wollongong en Australia han desarrollado un tejido con unos sensores minúsculos para ser usado en pruebas de laboratorio de sujetadores con el objeto de obtener un diseño mejor que permita a las mujeres mejor dotadas hacer ejercicio sin los problemas habituales de movimiento excesivo y dolor de espalda que esto les suele acarrear.
Para ello estuvieron haciendo pruebas con dos voluntarias de 30 y 39 años con talla 90D y 95DD respectivamente a las que pusieron a correr en una cinta con un sujetador dotado de este tejido especial, primero a unos 7,75 Km/h y luego a unos 11 Km/h.
Los resultados de las pruebas son que cuanto más pecho tiene la voluntaria, más se mueve este al correr, o, según dicen en el artículo publicado en Journal of Biomechanics:
Según aumenta la masa del pecho, el momento de balanceo del pecho también aumenta, ejerciendo grandes cargas sobre los tirantes, y a su vez, presión excesiva sobre los hombros de quien lleva el sujetador.
Lo que a mi por un lado se me antoja de una lógica aplastante (ya se sabe aquello de que cuanta más masa…) y por otra no deja de ser física elemental, por aquello de que la energía cinética de un cuerpo es igual a ½mv² (la mitad de su masa por su velocidad al cuadrado).
Ahora que imagino que los estudiosos científicos de Wollongong se lo habrán pasado teta haciendo el estudio, claro.
(Llegamos rebotando a esta noticia desde Gizmodo.)