Aunque quienes llevan habitualmente lentes de contacto saben que ponérselas y quitárselas acaba siendo algo fácil, cotidiano y para nada incómodo, vérselo hacer a un robot da un poco de grima, por no decir que asusta un poco. El invento es de un hombre de Miami, que dice que «resulta útil para personas que no tienen la destreza como para ponerse y quitarse las lentillas por sí mismas».
Concido con el comentario con el que titulan en Gizmodo –que es por donde lo vi pasar– donde dicen que «require más fe en la tecnología de la que muchos tenemos». Pero bueno, si tenemos en cuenta que ya dejamos que ingenios robóticos operen nuestros ojos con total precisión disparándoles rayos láser, no sé de qué quejarse.