Este agujero negro para canicas de Jell es un enorme embudo hiperbólico de 80 centímetros. Cuando se arrojan canicas en él comienzan a «orbitar» por su superficie, dando vueltas y más vueltas hasta que el rozamiento las hace caer por la singularidad, aka «agujero».
El agujero negro mide 80 cm de diámetro. La primera prueba va con 1.200 canicas pequeñas y 4 grandes y luego hay otras pruebas con diferentes velocidades y «órbitas». También hay una con los colores invertidos para que parezca un agujero negro más negro todavía.
Recuerdo que en el centro comercial Xanadu de Madrid había uno parecido donde podías arrojar monedas, que luego se utilizaban para fines benéficos. Lo más curioso es que las monedas rodaban perfectamente, ajustando su ángulo a la perpendicular de la superficie, algo doblemente curioso y un poco sorprendente. Pero al final les pasaba igual: rodaban, rodaban, y al agujero.
Todo increíblemente satisfactorio y dando gustirrinín al verlo, como debe ser.
(Vía The Awesomer.)