[Advertencia: esta película puede herir algunas sensibilidades.]
No hubiera dicho yo que una Roomba podría llegar a protagonizar un cortometraje completo, pero Clean Cut («Corte limpio») de Andrew Hunt demuestra todo lo contrario, con gracejo y estilo. Añadiendo algunos efectos de sonido la imaginación hace lo que no se puede mostrar con gestos de rostro humano lo haga el robotijo. Los movimientos de la Roomba y otros objetos enseñan más de lo que parece.
En algunos momentos esta breve historia me recordó a algunas de las secuencias de Barrio Sésamo, donde cuadrados y círculos animados transmitían sensaciones. Solo que aquí el asunto se vuelve bastante más salvaje y cafre.