Por @Alvy — 13 de Noviembre de 2007
Cualquier niñato programador con un par de alicates puede instalar Red Hat en un Compaq, en la tostadora de su mamá, o aún en el perro de la familia. Pero nada proporciona más puntos como geek que instalar Linux en un tejón muerto.
Tanto el título como el propio manual tienen su gracia,