La gente suele sentirse incómoda si una desconocida les pide su teléfono móvil por la calle para cotillearlo un poco: a quién han llamado, dónde han estado, qué fotos tienen… Incluso algunos llegan a volverse un poco violentos – por no hablar de los caretos que ponen si la «entrevistadora» aparece con una especie de antena que más parece una pistola de rayos.
Pues eso es lo mismo que haces cada vez que navegas por internet y pulsas en el Sí, he leído y acepto las condiciones: das permiso a una o varias empresas a que hagan lo que quieran con tus datos. Adiós privacidad.
Es una campaña de concienciación tan ingeniosa y realista como divertida.
(Vía Memex.)